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LA IDEA DE UN NEGOCIO TECNOLóGICO


Por Marco Antonio Zúñiga
Un disclaimer preliminar …

Más de una vez he escuchado el comentario: "Y qué se cree este tipo para responder preguntas de empresa y negocios, si ha sido y es un eterno y permanente fracaso como empresario?"

Precisamente, por eso mismo. Porque a punta de muchos fracasos en mis emprendimientos, he aprendido de los errores.

Y lo único que puedo saber a esta altura de la vida, con casi 40 años, es qué errores espero no volver a cometer (o alternativamente, qué errores he decidido concientemente cometer).

Por lo tanto, digamos que es una mirada al vaso medio lleno, pero desde el lado del vaso medio vacío, transformando mis propias debilidades en fortalezas.


La idea de un negocio tecnológico …

Un negocio tecnológico parte indefectiblemente por el enamoramiento fulminante con un sueño, donde un ser humano con una amplia sonrisa en el rostro, interactúa con algún artefacto o servicio tecnológico ideado por nosotros. Digamos que nos enamoramos del primer comercial televisivo de nuestra empresa (comercial que sólo está en nuestra cabeza).

La ruta tras el Santo Grial comienza entonces buscando la idea preliminar para el guión.

¿Y cómo surgen la ideas de negocios tecnológicos? Leyendo el diario. Conociendo tendencias. Viajando. Estudiando mucho. Conociendo al dedillo el mercado que se quiere cubrir. Escuchando rock. Siendo hippie de los procesos, eliminando ataduras. Viendo películas, cine arte, cine del bueno, cine de acción y también cine clase B. Usando pensamiento lateral. Aprendiendo a observar a quienes marcan tendencia y lideran una industria. Aprendiendo de memoria las experiencias que triunfan. Copiando sin remordimiento los modelos exitosos, porque reproducir un negocio que ya funcionó, es una nueva experiencia y radicalmente distinta (aunque sea a dos kilómetros de distancia).

Si encuentras una idea, testéala con otros, pregunta. Sé busquilla.

"No seas ingeniero para buscar negocios, vive la vida ... las ideas surgirán del diario vivir"

Como digo frecuentemente a mis clientes ... "A mí me gusta subir a los camiones ...". ¿Por qué? Porque me gusta conversar con los choferes. ¿Y por qué? Porque los choferes de una empresa son los que conocen el negocio, muchas veces más que los gerentes.

Conversen con el portero, las cajeras, el reponedor de góndolas, el operario de la máquina, el supervisor de la línea de producción. Ellos conocen las anomalías, las pérdidas, las mejoras posibles. Viven el negocio el día a día. El negocio forma parte de sus vidas. Y lo sorprendente es que a la gente le gusta conversar. Ven oportunidades. Nos cuentan sus insatisfacciones. Y esas insatisfacciones generalmente están alineadas con oportunidades que podemos identificar y tratar de solucionar.

Por eso se me ocurrió el concepto de e-arquitectura. Porque a través de la tecnología podemos mejorar la vida de las personas … y también de las organizaciones. Y lo más interesante, es que generalmente esos resultados van de la mano.

Un error común es confundir una "Idea de Negocio Tecnológico" con una "Empresa de Servicios Tecnológicos". Ejemplo del primer caso es idear un dispositivo para que la gente escuche música mientras camina. Ejemplo del segundo es un desarrollador de software a medida o un integrador de diversas tecnologías.

Empresas de servicios tecnológicos que exclusivamente desarrollan proyectos, conocidos hoy como “integradores”, pueden tener un valor económico importante, pero no difieren mucho de una constructora de edificios o de una armadora de muebles metálicos (con el respeto a mis múltiples amistades en el negocio de la integración). Al fin del día, acumulan conocimiento y ganan sobre la base de economías de escala por tener recursos humanos y know how de cómo hacer eficiente la cadena. Pero los integradores no crean nuevos negocios tecnológicos. Los implementan o los explotan, pero nunca los crean.

Identificar una idea de negocio tecnológico es un proceso radicalmente distinto a preparar una propuesta técnica y comercial, con base en unos términos de referencia (o requerimientos) preparados por un cliente. Esta distinción es un error típico de quienes parten su carrera empresarial, montando una empresa de servicios tecnológicos (por ejemplo, haciendo desarrollo de software a medida). Identifican equivocadamente que el valor de su empresa está en el conocimiento o ventajas competitivas temporales, cuando en la realidad, su capacidad de sobrevivir (y por ende su valor) estará dada por el volumen de recursos y capital del que dispongan, de sus metodologías y de sus capacidades de estructurar una logística eficiente de servicios y reproducirlos. Eso hace que gran cantidad de empresas incipientes y que parten como prestadores de servicios tecnológicos, fallezcan indefectiblemente a un par de años de su inicio, al comer su capital de operación y ser incapaces de escalar por falta de clientes y/o recursos.

Los integradores son empresas eficientes en incorporar conocimiento como parte de una cadena logística. Por ello deben rápidamente escalar (en términos de facturación, mercado, volúmenes) para que sean un negocio interesante. Y eso hace que deban necesariamente crecer. En cambio, un ejemplo de negocio tecnológico altamente atractivo, es crear un conocimiento específico que pueda ser incorporado como parte de una o más cadenas de servicios tecnológicos. Y en este caso, la empresa no requiere escalar, sino que ser eficiente en identificar las cadenas y colocar ahí su conocimiento. Y de esa forma, puede multiplicar rápidamente sus ingresos sin requerir crecer en forma proporcional.

En el caso de nuestro negocio de crear dispositivos para que la gente escuche música mientras camina, el negocio está en innovar con nuevos diseños y prestaciones de los dispositivos, haciendo que terceros (fábricas y armadores electrónicos) saquen millones de cajas con nuestras unidades desde sus líneas de producción para que lleguen al consumidor final.

Las ideas de negocios tecnológicos flotan en los espacios de los clientes y hay que salir a cazarlas con una malla de mariposas.

Los negocios en la minería se aprenden e idean adentro de las minas, no en los pasillos de las oficinas centrales. Claro que es probable que el negocio tendrás que cerrarlo en una sala de reuniones, en una cancha de golf o en un PUB inglés, quién sabe ...

Perfila tu idea, ya sea de un producto o un servicio tecnológico, complétala, púlela, embellécela. Escríbela. Formalízala. Sé capaz de resumirla en 25 palabras. Si no puedes, entonces la idea no está lo suficientemente madura. Los negocios buenos son los negocios simples. Aplica el modelo del elevator pitch test. Si no puedes aplicarlo, la idea no está lo suficientemente madura.

Eviten el autoengaño y el autoconvencimiento. El análisis típico que conduce al letargo autoinducido es repetir como mantra el “por qué tendremos éxito”. Esa pregunta es importante pero no cuestiona. Sólo nos hace repetir los supuestos.

La pregunta difícil y el test ácido es: “por qué fallaremos”.

Un último punto importante es tener claridad que a esta altura, la idea de negocio tecnológico tiene un valor igual a 0 (cero, zero, nothing, 0, 0x30,”0”). Una de las principales lecciones del crash bursátil del 2001 es que las ideas valen “nada”. El mundo está lleno de buenas ideas, al igual que de intenciones. Las ideas que valen son las que tienen equipos capaces de llevarlas a cabo y resultados mostrables y medibles. Pero eso lo analizaremos más adelante.

Si después de todas estas vallas, logras mantenerte aferrado a tu idea, estás medianamente convencido y eres capaz de expresarla en términos relativamente coherentes, pasaremos a la siguiente etapa y mucho más compleja: identificar y convocar al equipo que la llevará a cabo.

Pero eso es motivo de otro post …

Para más información acceda al
blog de Marco Antonio Zúñiga



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