|
|
|
VIVIENDO DE LA POESIA Por Rania P. Si de ganar dinero se trata, cualquier método es válido siempre y cuando sea honrado. Una forma muy original es la que tienen los poetas callejeros quienes se atreven a difundir su arte por las calles de nuestra ciudad.
Veamos que es lo que nuestra reportera Rania nos tiene que contar respecto a este tema.
En una esquina muy transitada de Providencia, un joven se me acerca y pasándome un papelito me dice "Hola, soy poeta y también estudiante, cualquier colaboración tuya me sacará adelante". La frase me sonó algo cómica sobretodo porque la dijo como de memoria, así que le di algunas pocas monedas y guardé el poema sin siquiera leerlo. Él me dio las gracias y me dijo "eso sí, es para leerlo".
No fue esa la última vez que alguien me detuvo para ofrecerme sus poemas, también los recibí en Bellavista y en la plaza Ñuñoa; en esas noches en que con una sincera conversación entre amigos pretendíamos evadir nuestros asuntos aunque fuera por un instante y que, en medio de risas y alboroto, la llegada de algún poema marcaba la nota seria y sentimental de la velada ya que no faltaba quién comenzase a leerlo en voz alta para ver cuan profundo nos tocaba la intelectualidad del poeta.
Sin embargo, estos eran cada vez más elaborados, impresos en papeles de tono rosa y hasta con dibujos que simbolizaban amor, tristeza, alegría, y todos y cada uno de los sentimientos humanos. Comencé a juntar los que tenía y me pareció extraño que en tres de los poemas firmaba el mismo poeta, y más raro era que recordaba bien que no había recibido los poemas de la misma persona así que pensé que todo esto era un negocio que estaba creciendo poco a poco y me pareció simpático.
Tiempo después cuando ya había olvidado todo este asunto y mi vida giraba en torno a otras cosas, salí con unos amigos y de repente se nos acerca otro joven con unos papelitos y bueno al instante pensé: "ah... esos poemas otra vez..." uno de mis amigos tomó uno y yo ni siquiera me interesé pero mi curiosidad fue más grande y al verlo me sorprendió que estuviera escrito dos veces siendo la segunda vez en inglés y más fue mi sorpresa cuando al final veo el nombre del poeta; el mismo que aparecía en los tres poemas anteriores.
Hace mucho tiempo que no he vuelto a encontrarme con algún poeta callejero, tal vez este fue un negocio temporal, tal vez aun siguen por ahí repartiendo panfletos en las calles a cambio de "lo que sea nuestro cariño".
|
|
|