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CONQUISTA ESPAÑOLA-CHILENA: IMPACTO EN LA SOCIEDAD MAPUCHE


Por Macarena Suárez B.
Los españoles consideraban a los mapuches como gente sana, robusta, fuerte, valiente y crueles; pero a la vez, eran denominados como ladrones, borrachos, mentirosos, bárbaros, flojos, salvajes y de costumbres degradantes. Estos a la vez, eran distinguidos de otras etnias latinoamericanas por la conservación de su terrotorio como algo independiente y por el hecho de no tener un sistema político centralizado. De acuerdo a ésto, se deduce que la colonización será bastante larga y costosa.

En la primera incursión española los mapuches obtuvieron el triunfo, pero después de varios años, en 1550, salió una segunda expedición al mando de Pedro de Valdivia, Capitán General de la conquista. Esta vez, el éxito fue para los españoles al derrotar a los indígenas en Andalién. Los españoles cruzaron el Bío Bío y formaron varias ciudades en territorio mapuche. Para evitar este asentamiento, muchas estrategias fueron elaboradas por caciques tan importantes como Lautaro y Caupolicán. Una tercera generación de mapuches vivieron una guerra permanente.

En los tratados de paz hubo posibilidades para desarrollar el comercio, tener un contacto fluido con los españoles y para recibir influencia de todo tipo. En estos tratados intervenía misioneros, quienes estaban tanto al lado de los españoles, como del de los mapuches. En los parlamentos, los españoles reconocían la frontera y la cultura mapuche, pero éstas eran vulneradas y los indios se transformaban en esclavos consumidos por pestes y agotados por el trabajo. En el primer parlamento, hecho por Bernardo O'Higgins, los mapuches tuvieron que pelear contra los chilenos en la Guerra a Muerte. Al concluir con esta guerra, los mapuches aceptaron tregua chilena pero no se sometieron a su ejército, ni a sus autoridades. Vino el alzamiento de 1867, lo que causó quince años de guerra, la cual culminó con la ocupación definitiva de la Araucanía y la pérdida de los territorios independientes mapuches en 1881.

La independencia de los mapuches con los españoles duró 260 años, principalmente porque estos indígenas no tenían una estructura jerarquizada. Además, ellos consideraban que la guerra era el rito de continuidad histórica, es decir, se trataba de un "imperativo cultural". Es por ésto que decían: "aún somos un pueblo independiente y dejaremos de serlo sólo en un acto ritual de combate y muerte; no seremos siervos de los huincas por la aceptación voluntaria de la servidumbre, deben demostrarnos - matándonos - que no tenemos otra cosa que ser siervos" (15).

Tanto los españoles como los chilenos, tuvieron que tratar repetidamente con los "indígenas y encontraron con más frecuencia en ellos una oposición, a menudo violenta, para poner en práctica alguna política oficial" (16). Llegaron las reducciones con la pérdida de libertad de movimiento.


La sociedad mapuche, luego de ser armónica entre relaciones internas y con la naturaleza, se transforma en una sociedad de escasez y guerra permanente entre miembros.

A fines del siglo XVIII ocurrieron importantes cambios en la sociedad mapuche. Referente a lo político, "los mapuches fueron sometidos al gobierno nacional e influidos por su sistema político jurídico" (17), se crean partidos indígenas a través de los cuales se manifiestan en la escena nacional. Estas agrupaciones eran denominadas Butalmapus, dirigidas por el Ñidol Lonco. Surge entonces una estratificación en rangos de poder. Como cabeza principal, por haber sido muchas veces elegido, encontramos al Ñidol Lonco encargado de su feudo, luego al cacique, caciquillos y capitanejos.

De acuerdo a esta estratificación, se refleja la pérdida de poder que sufren los caciques, incitando a rivalidades entre las familias, agrupaciones y linajes, para luego dar comienzo a frecuentes guerras internas. Por otro lado, los toquis tambié sufren alteraciones porque a fines del siglo XVIII éstos empiezan a adquirir mayor estabilidad, para así poder proceder correctamente tanto en los parlamentos, como en las relaciones fronterizas y comerciales. Con ésto se da fin al sistema igualitario, sin división del trabajo.

Referente a la estructura social, los grupos totémicos perdieron luego su preponderancia y el militarismo estableció nuevas jerarquías. En la necesidad de aliarse constantemente y procurar una nueva organización militar tuvieron que abandonar muchas de sus antiguas costumbres, prejuicios y preocupaciones totémicas. Las agrupaciones familiares y comunales, antes homogéneas, se convertían en heterogéneas y sus antepasados y tótemes eran diversos.

Numerosos pueblos fundados en la región, los ferrocarriles que cruzan la zona, la introducción de maquinaría agrícola y otros adelantos de la civilización moderna han contribuido mucho a modificar las costumbres y aun el modo de pensar del indio, y hacen que cada día sea más difícil escudriñar sus antiguas prácticas, ideas y creencias.


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